Después de un desayuno pausado, salimos rumbo al parque, haciendo paradas en miradores que ofrecían vistas espectaculares antes de llegar a la entrada.
La primera aventura del día fue la ruta hacia la isla del Lago Grey, una travesía que combinó la belleza natural con la comodidad de un café en el Hotel Lago Grey antes de iniciar el sendero, con unas vistas excelentes.
Tras ello volvimos a recorrer el camino hacia la salida norte para ir haciendo las rutas que nos habían faltado otros días, la primera fue la Ruta del Cóndor, con su corta pero intensa subida, nos regaló vistas panorámicas del macizo del Paine, una experiencia que encapsula la esencia del parque: vastedad, belleza y la impredecible naturaleza patagónica.
El avistamiento de un puma al final del día fue el punto culminante, buscamos con ahínco por nosotros mismos, pero no fue hasta que en un tramo vimos a un chico con un buen tele-objetivo que nos hizo pararnos a pensar qué estaba haciendo "si parecía no verse nada de interés"....
Este encuentro, seguido por una excelente cena en la pizzería La Guanaca, concluyó un día lleno de aventuras y reflexiones sobre la naturaleza y nuestra interacción con ella.
A pesar del deseo de permanecer más cerca del corazón del parque, los elevados costos de alojamiento nos llevaron a considerar alternativas más económicas como el alojamiento en Puerto Natales, que sinceramente y pensado a posteriori, nos da la impresión de que está demasiado lejos, cada día se pierden casi 4 horas entre ir y volver desde el pueblo, será más interesante localizar algo más cercano a un precio razonable, claro....
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