El lunes 12 de febrero, nuestro viaje hacia la inmensidad de la Patagonia comenzó, nuestra única reserva previa al viaje era un airbnb en El Calafate, a partir de ahí todo iba a ser improvisación.

Habíamos reservado un Uber para ir al aeropuerto de Rio de Janeiro (casi 3 horas), pero como ya nos ha pasado varias veces, cuando llega el Uber quiere negociar el importe fuera de la aplicación... o no nos lleva!.

Al llegar al aeropuerto internacional de Rio de Janeiro nos tocaba una espera de 6 horas hasta tomar el vuelo a Buenos Aires, al menos había suficientes lugares para comer. Mientras esperábamos nuestro vuelo, el ambiente festivo del Carnaval de Río nos envolvía, ya que no paraba de llegar gente con ambiente claramente "festivo".

En el aeropuerto de Rio de Janeiro intentamos comprar una tarjeta de móvil internacional, pero nos pedían 55 EUR por ella, con lo que decidimos dejar la compra para realizarla en Calafate, en algún tipo de tarjeta local.

Ya en Buenos Aires, enfrentamos la realidad de los aeropuertos a altas horas de la noche, probando quizás el peor yogurt y agua con gas de nuestras vidas, un recuerdo que, sin duda, se quedaría grabado en nuestra memoria.

La llegada a El Calafate el martes 13 fue tan emocionante como agotadora tras 20 horas de viaje y sin dormir. La Fiesta del Lago nos recibió, algo con lo que no contábamos, una fiesta que se celebra una vez al año y dura 2-3 días, lo que causó que no tuviésemos ningún coche disponible para alquilar en toda la ciudad y aeropuerto.

El NO alquiler de coche fue el primer traspiés, seguido de más de una hora preguntando por diferentes tiendas de Calafate por tarjetas SIM de teléfono, las cuales también se les habían agotado.

Ante semejante desastre de plan, decidimos ir corriendo a la estación de autobuses para reservar nuestro viaje a Torres del Paine, algo que conseguimos "por poco", ya que habían puesto un bus de refuerzo para el día que deseábamos ir...

Una vez solucionado el transporte a Torres del Paine, rápidamente en el ordenador nos dispusimos también a buscar alojamiento en la segunda parte del viaje en Torres del Paine, así como un coche de alquiler.

Igualmente, nos paseamos por todas las agencias de El Calafate para ver cómo organizábamos nuestros siguientes días de visitas con tours.

Al menos tuvimos una gran cena con cordero patagónico y show en el excelente restaurante Casimiro Bigua.

Sin embargo, incluso por la noche tuvimos otra sorpresa inesperada, sobre las 3 de la madrugada alguien tocó a la ventana de nuestra habitación repetidamente... nos habíamos dejado la puerta cerrada por dentro y otros inquilinos del airbnb no podían entrar!!!