Tras una noche llena de celebración en El Calafate, comenzamos nuestro día con una tranquila mañana que pronto se convertiría en una jornada de descubrimiento.
Inicialmente teníamos planeado visitar el museo glaciario temprano, pero un cambio de planes nos llevó primero al Museo Histórico de Dinosaurios.
Esta visita inesperada resultó ser un regalo inesperado: no solo exploramos el fascinante mundo de los dinosaurios y los pobladores de la zona, sino que también tuvimos la oportunidad de sumergirnos en la cultura argentina a través del mate. Con la guía experta del personal del museo, aprendimos sobre la historia, preparación y el ritual de compartir el mate, que a nosotros su sabor nos recordó el del té verde.
Más tarde, aprovechamos el servicio gratuito de autobús hacia el museo glaciario, un gesto que agradecimos por la comodidad y facilidad que añadió a nuestra experiencia. El museo glaciario, un tributo a las maravillas naturales de la región, capturó nuestra atención con documentales sobre eventos como el colapso del puente del Perito Moreno, ofreciéndonos una perspectiva más profunda sobre la importancia de estos gigantes de hielo.
La visita al bar de hielo, incluida con nuestra entrada al museo (se puede comprar en pack), fue otra experiencia memorable. Rodeados por el frío extremo de -14°C, disfrutamos de bebidas en un ambiente surrealista de iglús.
Nuestra jornada culminó con un paseo alrededor de la laguna Nimez y una cena en un bar con vistas excepcionales a la laguna, donde los sabores locales y el paisaje espectacular sellaron un día de exploración y descubrimiento.
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Este día en El Calafate fue una mezcla perfecta de historia, cultura y naturaleza, dejándonos alucinados con todo lo que la Patagonia tiene para ofrecer. ¡Vaya día!
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