Tras nuestro espectacular paso por el Desierto de Atacama, llegamos al hotel de Santiago a las 0.40, con lo que decidimos levantarnos con parsimonia, desayunar tranquilamente y luego acercarnos al centro a ver "lo que nos de tiempo, sin prisa".
Dicho y hecho, hasta las 12 que llegamos al centro, nuestro objetivo del día es visitar el cerro de San Cristóbal, el parque urbano más grande de Chile, empezando por el Zoo, situado en el cerro pero accesible sin necesidad de coger funicular.
Una vez salimos de allí, fuimos a comer al patio de Bellavista para visitar La Chascona, una de las tres casas donde vivió el poeta Pablo Neruda, reconvertida actualmente en museo.
Ya solamente nos queda subir al cerro en funicular para luego descender por el otro lado en teleférico (comprando una entrada combinada). Subimos hasta el santurario de la Inmaculada Concepción, desde donde volvemos a apreciar la enorme contaminación o neblina (no sabemos lo que es) que cubre los edificios de la ciudad a los pies de los Andes, y damos un paseo por los alrededores esperando ver el anochecer antes de bajar en el último teleférico a las 18.30, trayecto que resulta impresionante con toda la ciudad iluminada.
Decidimos dedicar el resto de la tarde a comprar algunos recuerdos en el centro comercial del rascacielos Sky Costanera y allí aprovechamos para cenar en un asiático.
Mañana partimos hacia la Isla de Pascua.