Tras salir el día anterior no queríamos estar soñolientos todo el día, así que decidimos no madrugar para poder dormir lo suficiente. Así que después de desayunar y cambiarmos de hostal (solamente habíamos reservado para dos noches en la Pensao Royal y al querer ampliar la estancia ya tenían reservadas todas las habitaciones) nos vamos a la estación de tren para coger uno que salía hacia Sintra a las 10.30. Cuando llegamos, vemos con HORROR que hay unas colas gigantescas para sacar los billetes, tanto en las máquinas, como en las taquillas... de modo que cuando lo conseguimos ya solo podemos coger el tren que sale a las 11.40, por lo que para hacer tiempo damos un paseo hasta el cercano elevador da Gloria, que lleva al Mirador de San Pedro Alcántara.
A las 11.40 cogemos el tren a Sintra, lleno hasta la bandera, por lo que al llegar de nuevo tenemos que hacer cola para el autobús que nos lleva al Palacio da Pena. Sobre las 13h consegimos llegar en el Palacio, y adivinen... más colas para sacar la entrada...
Con el pie un poco cambiado tras tanta cola y retrasos, decidimos relajarnos, tomar algo, hacer reset y comenzar la visita al Palacio da Pena como si nada.
Iniciamos la ascensión por un paraje muy bonito para comenzar una visita exterior al edificio, tras lo cual hacemos la procesión para ver el interior.
Tras ver el colorido palacio decidimos dar un paseo hasta la cruz que se ve sobre la colina cercana, un paseo que no lleva mucho tiempo y es muy recomendable. La vista desde allí nos anima a seguir conociendo el parque que rodea el castillo, zona en la que apenas hay gente, digamos que de cada 1000 visitantes solo 1 se queda paseando por los alrededores.... y la verdad es que es algo que merece la pena, tanto como ver el edificio. Caminar por los múltiples desvío, subir a la cruz, bajar a los lagos, pasar por los árboles con formas curiosas que parecen mirarte... estamos casi 4 horas por allí y decidimos marcharnos para que nos dé tiempo a ver el castelo dos Mouros antes de que lo cierren.
En el castillo apenas hay nadie, aunque queda más de una hora para anochecer y cerrar, por lo que disfrutamos de una ruta por las murallas de lo más tranquila, con preciosas vistas a Sintra y al propio Castillo da Pena. La visita a este castillo es totalmente recomendable también.
Una vez concluido, por obligación de horario, nuestro paseo por el castillo, cogemos el bus de vuelta a la estación de tren para llegar a lisboa sobre las 21h y aprovechar para cenar en un japonés cercano a nuestro nuevo hostal. Cuando vamos a dormir observamos que aquello parecía haber sido otra cosa en tiempos no muy lejanos, aunque es cierto que la cama era cómoda.