Miradores y Alfama

Por temas de precios y optimización de tiempo, decidimos coger un vuelo que sale de Madrid a las 6 de la mañana un martes, con el consiguiente madrugón que eso supone.

Puente 25 de Abril desde la plaza del Comercio

Tejados de Lisboa con el puente 25 de Abril al fondo

Ni que decir tiene que dormimos fatal la noche anterior, porque basta que haya que madrugar para no poder pegar ojo, pero bueno, aún así nos levantamos sobre las 4 de la mañana para coger nuestro coche y llevarlo al parking de larga estancia de AENA, en nuestra primera experiencia de ese tipo.

Al llegar a Lisboa sobre las 7 de la mañana, allí es una hora menos, un guardia de seguridad del metro nos asesora sobre la tarjeta que más nos conviene para movernos estos días por la ciudad, así que sacamos la tarjeta recargable VIVA que tiene varias modalidades de recarga. En este caso escogimos la diaria que por 6,50 euros te permite utilizar las veces que quieras metro, bus, tranvías y elevadores.

En la ciudad lo primero que hacemos es dejar las cosas en la Pensao royal, hostal donde habíamos reservado habitación por estar muy céntrico, al lado del metro y tener precios bastante razonables.

Tras desayunar en un panadería local y reponer fuerzas nos disponemos a patear la ciudad, queremos comenzar haciendo el trayecto de subida del famoso tranvía 28, pero cuando llegamos había tanta gente esperando que decidimos seguir a pie la búsqueda de los miradores que tenemos fichados. Como no sabemos por cual empezar, caminamos, por casualidad, hacia el mirador de Gracia, y tras subir algunas cuestas por fin llegamos. A esas horas había poca gente y una vista muy despejada de la ciudad.

Las vistas de Lisboa desde el mirador de Gracia

Mirador da Grazia en 360 grados

Del mirador de Gracia continuamos hasta el da Senhora do Monte, más elevado y con diferente perspectiva. Después de disfrutar sus vistas, bajamos paseando tranquilamente hasta llegar a los miradores Portas do Sol y Santa Luzia, ambos muy cercanos entre sí y al lado del castillo de San Jorge al que también pensábamos entrar, pero al ver la cola decidimos dejarlo para otro día.

Lisboa desde el excelente mirador Senhora do Monte

Eso sí,con nuestro bono de viajes "infinito, aprovecharmos para recorrer en el tranvía 28 un pequeño tramo desde los miradores hasta la zona de la catedral.

Alfama desde el mirador de Santa Luzia, a orillas del Tajo

En 360 grados el tranvía 28 en Lisboa

Después de tanto rato pateando, ya tocaba un descanso, así que paramos a comer y tras recobrar fuerzas seguimos recorriendo las empinadas calles del barrio de Alfama, hasta llegar al Mercado da Ladra que rodea el Panteón.

Cuestas, calles empedradas, fachadas de azulejos y colores, tranvía, así es callejear por LisboaBocas para incendios en las empinadas calles empedradas de LisboaTípica estampa en Lisboa con la catedral y tranvía

Imponente, enorme el panteón de LisboaLa cúpula del Panteón en 360 grados

Después de visitarlo y ver la fantastica panorámica de la ciudad que se ve desde su terraza, cruzamos a otra colina (sí, andando) para llegar al mirador de San Pedro de Alcántara, que se encuentra frente a los primeros miradores de la mañana y tienes unas preciosas vistas frontales del castillo.

El castillo de San Jorge sobre la colina desde el mirador de San Pedro de Alcántara

Tras ello disfrutamos del ambiente del barrio alto hasta llegar al mirador de Santa Catalina, donde descansamos un rato admirando una preciosa vista del rio Tajo, con el puente 25 de Abril de fondo, y escuchando las actuaciones de varios músicos allí reunidos. Este mirador está cerca del elevador da Bica, donde decidimos hacer uso de nuevo de nuestra tarjeta VIVA para probar la experiencia.

Puerto y puente 25 de abril desde el mirador de Santa Catalina en el barrio alto

Elevador de Bica, de susto la inclinación inicial

En nuestras idas y venidas por la ciudad hemos pasado varias veces por delante del famoso elevador de Santa Justa pero, como siempre hay tanta gente haciendo cola, hemos pensado dejarlo para otro momento, así que después de todo el día andando decidimos hacer un último esfuerzo y subir de nuevo al mirador de San Pedro de Alcántara para ver el anochecer y las luces del castillo. Al bajar cenamos en un bar local, para poco después caer rendidos en la cama.

Vista nocturna del elevador da Gloria que nos sube al mirador de San Pedro de Alcántara