Nos levantamos y está diluviando, mirando la predicción vemos que va a seguir así, con lo que decidimos salir hacia Trujillo y dejar cosas de Toledo pendientes para el futuro, como el Alcázar, museo del greco, visitas nocturnas guiadas...etc. Una pena, pero hay que adaptarse.
La llegada a Trujillo ya llama la atención por estar sobre una loma y presentar un paisaje llamativo, hacemos nuestro primer paseo de reconocimiento y nos vamos a comer para luego hacer una visita guiada, en ella el guía nos detalla durante 3 horas todos los cotilleos de salsa rosa y similares sobre la familia Pizarro, natural de allí. .. y familia.
En Trujillo varios nos recomiendan el Monasterio de Guadalupe, vemos que está a una hora de distancia y decidimos ir y buscar alojamiento de camino... llegamos para la cena y nos alojamos en la hospedería del monasterio, que tiene un precio razonable de 60 euros (el más caro del viaje de largo), que merecen la pena por el enclave.