Después de recorrer de vuelta la Transpantaneira, dejamos atrás nuestros días en el Pantanal y nos dirigimos a nuestro siguiente destino: El Amazonas.
Aterrizamos en Manaus, ciudad de aspecto decadente, herencia de un pasado de gran auge económico, debido a la exportación del caucho venido a menos de forma repentina.
Esta primera imagen, debida al pésimo mantenimiento y caótico desarrollo urbano de la ciudad, hace pensar que su único atractivo turístico consiste en dar acceso a la selva más grande del mundo, aunque visitar el Teatro Amazonas, pasear por sus alrededores y disfrutar del ambiente que se respira en la Plaza de São Sebastião al caer la tarde, te hace reconsiderar esta primera impresión.
Merece la pena animarse a degustar en alguno de los puestos callejeros un típico caldo Tacacá, una espesa sopa preparada con hierba jambú que adormece la lengua
y, cómo no, disfrutar de la música “ao vivo” en cualquier “barcinho” de la zona.
Si como nosotros pasas un par de días en la ciudad, puedes conocer el Mercado Municipal, recién restaurado para la Copa del mundo, el palacio de Rio Negro y sus jardines o el museo del indio, este último bastante modesto y anticuado. Si lo tuyo son las construcciones modernas, te gustará el puente atirantado que une Manaus con Iranduba.
En el Bosque da Ciência del INPA (Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonia), http://bosque.inpa.gov.br/, puedes contemplar algunas especies en peligro de extinción como el peixe boi, además de nutrias (ariranhas), monos, tortugas, jacarés, etc y visitar el museo Casa da Ciência.