Ante la opción de pasar una mañana de domingo en casa, ¿qué mejor que darse una vuelta a un lugar donde otros están dándose unas vueltas?
Y es que lo bueno de éste tipo de pruebas es que son en un circuito relativamente pequeño que te permite ver a los competidores durante varios pasos, al contrario de lo que pasa en una prueba como el Tour de Francia, donde normalmente se suele estar horas esperando para ver a los corredores durante unos minutos.
Además, si te gusta la fotografía es divertidísimo estar yendo a diferentes zonas del circuito y practicar a hacer diferentes tipos de fotos, con muchas oportunidades de repetición.
Todo esto se une a lo espectacular de las pruebas de bicicleta de montaña, donde el recorrido da verdadero miedo y parece que en cualquier momento alguien va a perder el pellejo...
Además, al que no le guste la fotografía, en los tiempos muertos siempre tiene la opción de leer un libro...
En cuanto a la prueba en sí, está muy bien planteado tanto circuito como duración, ya que incluso se hace corto.